Arquitecturas imaginarias

Instalación del monumento 'Puertas de la ausencia'.
Instalación del monumento Puertas de la Ausencia (1999).

En esta página incluimos las obras, maquetas y proyectos de esculturas de grandes dimensiones con un carácter más conceptual y que fueron pensadas, en su mayoría, para ubicarse en espacios públicos. Las hemos agrupado en las siguientes categorías:

N.B.: Este catálogo digital de la obra escultórica de José Antonio Abella se encuentra en proceso de construcción. Las imágenes aumentan de tamaño al hacer clic o pasar el ratón sobre ellas.



 

Proyecto Acrópolis

En 1990 José Antonio Abella realizó los bocetos de un proyecto escultórico titulado ACRÓPOLIS, consistente en grandes prismas de acero dispuestos de modo que emulasen las ruinas de edificaciones de la Antigüedad. Un año después, su autor realizaría el conjunto escultórico Templo de Cronos, siendo esta la única obra materializada de dicho proyecto.

Los bocetos se acompañaban de un poema de versos endecasílabos, que hemos incluido en esta web a continuación de las imágenes correspondientes.

Boceto del Proyecto Acrópolis (1990)

Boceto I del proyecto Acrópolis. 1990.

Boceto del Proyecto Acrópolis (1990)

Boceto II del proyecto Acrópolis. 1990.

Boceto del Proyecto Acrópolis (1990)

Boceto III del proyecto Acrópolis. 1990.

Boceto del Proyecto Acrópolis (1990)

Boceto IV del proyecto Acrópolis. 1990.

Boceto del Proyecto Acrópolis (1990)

Boceto V del proyecto Acrópolis. 1990.

DETRÁS DE LAS ACRÓPOLIS DORADAS

Detrás de las acrópolis doradas
el óxido y el tiempo sedimentan.

El color de los sueños juveniles
ha quedado cubierto por la arena
y en el frágil reloj de la memoria
surgen ruinas azules y prefectas:
dinteles que sostienen el vacío,
peristilos que marcan las ausencias,
altares donde Venus derramaba
el licor de las lágrimas primeras.

Es el Tiempo quien dicta nuestras leyes,
quien todo lo destruye y lo genera,
arquitecto sutil y piadoso
de las cosas humildes y pequeñas,
de la hiedra que cubre las columnas
con su nube de pájaros y abejas,
del roto capitel a cuya sombra
los musgos y los líquenes esperan.

Muchas veces la ausencia del objeto
hace más evidente su existencia.

En el sueño dorado de los dioses
los hombres ven mustiarse sus ofrendas.
Los dioses son así. Hacen del Tiempo
el canon ideal de cuanto piensan.
Son muchos los regalos que nos hacen:
la vida, la virtud y la belleza…
Y el último de todos: el olivdo,
el olvido que a todos nos libera,
el destino final de nuestras obras,
el supremo descanso de quien sueña.

José Antonio Abella (1990)

Templo de Cronos.

Templo de Cronos. 1991.
Acero. 333 x 306 x 200 cm

Esta obra fue expuesta del 20 al 23 de abril de 1991 en la Plaza de San Martín de Segovia, con motivo de la celebración del Día de la Comunidad de Castilla y León. Se puede descargar el cuadríptico de aquella instalación escultórica al aire libre haciendo clic en este icono: 📖.

Comentario del autor:

Templo del dios Cronos es un acercamiento estético y conceptual al devenir temporal de las realizaciones humanas. Una aproximación a lo esencial, a la estructura interna que sustenta la apariencia del objeto, a la enseñanza del Tiempo que, en su lenta y constante eliminación de lo superfluo, con su mano sutil y piadosa –como diría el Marqués de Lozoya– nos muestra la finitud de las envolturas y artificios con los que cada monumento cultural arropa sus ansias de inmortalidad.

Como en las pupilas de las esfinges, la verticalidad de los deseos permanece sobre la horizontalidad de las arenas. Porque el Tiempo, trascendiendo la erosión de la materia y el óxido de las ideas, llega a convertirse en esa armonía del objeto ausente que, muschas veces, hace más profunda y evidente su existencia.



 

El abrazo

Escultura dedicada al músico y escritor Jorge de Ortúzar.

El abrazo, a Jorge de Ortúzar.

El abrazo, a Jorge de Ortúzar in memoriam.
1997. Acero. 90 x 79 x 60 cm

21 DE JUNΙΟ

A Jorge de Ortúzar,

que llenó de amor y riqueza el corazón de sus amigos

Era clara la noche, aromática, tibia. La luz del plenilunio proyectaba la sombra de los álamos altos en el cauce del río. Era clara la noche —21 de junio—, una noche de peces deseando ser aves, una noche de juncos deseando ser agua, una noche de piedras deseando ser aire.

Era clara la noche, sosegados los sueños, los caminos abiertos por la luz de la luna, los caminos abiertos. Era clara la noche cuando tú nos dejaste. Era noche propicia para cruzar las puertas, dejar los hospitales, abandonar el lastre pesado de los huesos, salir por cada poro, subir a los andamios, derramarse en el vaho que surge de la tierra en cálidas espiras, abiertas, ascendentes, abiertas como brazos, como tus brazos siempre, como brazos tendidos en el momento justo que es cada momento. Tenías un secreto y nunca lo supimos, o tal vez no quisimos saberlo, de tan simple: Te regalabas todo, a todos, cada instante. Dejabas en nosotros tesoros que no vimos hasta notar su falta. Y nos sentimos pobres ahora que te has ido. Nos falta tu sonrisa, tus abrazos de oso, tu forma de escucharnos. Sabemos que nos faltas y nos sentimos pobres entre tanta riqueza: Nos quedan tus poemas, tus partituras mudas en el atril del piano, tu prosa reposada. Nos queda todavía el tacto de tus manos, el calor que nos diste, la amistad que mimabas como flor delicada, jardinero de afectos. Nos quedas en la magia de los bandoneones, en las zambas del aire, en los ciclos del agua. Nos quedas a pedazos en el color del trigo, en los álamos blancos, entre la luz dorada de los atardeceres en las torres románicas. No te fuiste del todo. Nos queda la esperanza de verte cada noche, de saber que nos miras al filo de la aurora, detrás de las estrellas donde tú nos aguardas para hacernos más fácil el camino de vuelta. (Tal vez estas palabras que no me pertenecen —semillas de consuelo que llegan al oído, dictadas entre lágrimas— proceden de tus labios, de labios hechos humo, de labios que respiro después de tus cenizas.)

El amor era tanto que no puede la ausencia cubrirlo con olvido. Pues tanto nos amabas, no pudiste dejarnos. Quizá te adelantaste para llenar el cielo de signos conocidos, complicidades mutuas, canciones detenidas entre los laberintos que tejen los cometas.

Quizá nos ofreciste un último regalo: Vivir era más fácil cuando tú nos vivías, y morir (si morir es, al cabo, regresar al origen) también será más fácil sabiéndote pendiente de guiar nuestros pasos en otra noche clara, aromática, tibia, otra noche de junio, en que abra la luna los caminos del cielo y el vaho de la tierra nos lleve en sus espiras.

José Antonio Abella (1997)

Jorge de Ortúzar (Rauch, Argentina 1949 – Segovia, 1997) fue un músico, escritor y crítico musical que pasó sus últimos años en Segovia, donde vivió su plenitud artística. En esta ciudad trabajó como crítico musical y colaborador en la edición segoviana del periódico El Norte de Castilla y en otras publicaciones, dictó cursos y conferencias sobre música y pedagogía, y compuso y realizó arreglos para cantantes y coros. En vida publicó dos antologías de su poesía (De aquí para adelante y El salto) y una novela, La luz dorada. En Segovia entabló una gran amistad con José Antonio Abella, tristemente truncada por el repentino fallecimiento de Ortúzar, tras sufrir un ataque al corazón el 21 de junio de 1997, Día Europeo de la Música.



 

Puertas de la ausencia

Monumento realizado con planchas de acero de gran espesor, ubicado en la plaza de Valdevacas-El Guijar (Segovia).

Puertas de la Ausencia.

Puertas de la Ausencia. 1999.
Acero. 305 x 215 x 185 cm. 📋

Comentario del autor:

En 1998, el arquitecto Ángel Egido me propuso realizar una escultura para la plaza que se pensaba rehabilitar en la pequeña localidad segoviana de Valdevacas, pedanía de El Guijar. Visitamos juntos el lugar y mi primera impresión fue desoladora. La plaza era poco más que una escombrera. Una fuente caída. Tejados a punto de hundirse. Arruinada la iglesia. Vacío el pueblo, con esa soledad casi absoluta de tantos pueblos castellanos, pero también con la belleza de su silencio y la frondosidad de sus nogales. Valdevacas, un pueblo y un valle para el sosiego.

Pensé que las gentes que un día se ven obligadas a abandonar su pueblo siempre piensan en volver. Sin duda, cierran las puertas y ventanas de sus casas con la esperanza de abrirlas de nuevo. Pero con demasiada frecuencia es sólo la ruina quien las abre para que sean traspasadas por el viento del invierno. Así nació la idea de Puertas de la Ausencia...


*Para obtener más información, se puede descargar una ficha completa de esta escultura haciendo clic en el icono 📋 .



 

Arquitecturas imaginarias

Dentro de esta categoría incluimos esculturas más conceptuales, realizadas en su mayoría con planchas de acero de gran espesor. Algunas de las obras de este grupo podrían considerarse como maquetas o proyectos de monumentos de mayor escala para espacios públicos, similares a sus Puertas de la ausencia, ubicadas en la plaza de Valdevacas-El Guijar (Segovia).

La plegaria y el ángel.

La plegaria y el ángel. 2005.
Acero. 58 x 54 x 14 cm

Arquitectura imaginaria I.

Arquitectura imaginaria I (Puerta de San Lorenzo). Ca. 2008.
Acero. 60 x 72 x 24 cm

Arquitectura imaginaria II.

Arquitectura imaginaria II. Ca. 2008.
Acero. 51 x 43 x 36 cm

Arquitectura imaginaria III.

Arquitectura imaginaria III (Gran Arco de San Lorenzo). Ca. 2008.
Acero. 59 x 19 x 39 cm

Ingudea (Yunque).

Ingudea (Yunque). Homenaje a Chillida. 2018
Acero y madera. 120 x 31 x 31 cm



 

Últimas esculturas de José Antonio Abella

Bosque herido.

Bosque herido. 2024
Madera de olmo. 248 x 195 x 152 cm

Obra ubicada en la segunda fase del Campus María Zambrano de Segovia, Universidad de Valladolid.

BOSQUE HERIDO

A Lorenzo Coullaut Valera, in memoriam.

Se descuelga la luz
en el claro del bosque.
Toda vida que surge de la tierra
hacia la luz asciende.
Busca el árbol la nube.
En la más alta rama canta el día.
Al filo de la noche,
mira el hombre una estrella.
De humo vertical es cada sueño,
madera que resiste, malherida.

José Antonio Abella (2024)


Trabajaron en esta escultura: Miguel Ángel Moreno, Gael Zamora, Carlos Gómez, Leopoldo Yoldi, José Manuel Martín, Alberto Hernández-Rico y José Antonio Abella.

Nuestra gratitud a Agustín García Matilla, vicerrector del Campus María Zambrano, y a todo el profesorado y personal de la UVa en Segovia.

Nota de prensa:

La escultura Bosque Herido preside desde este miércoles la II fase del Campus de la UVa en Segovia. Gabinete de Comunicación de la Universidad de Valladolid, 21 de febrero de 2024.


Mi casa en ruinas

Mi casa en ruinas. 1999-(2018)-2024
Acero. 85 x 71 x 75 cm

Última escultura terminada de José Antonio Abella, ubicada en la segunda fase del Campus María Zambrano de Segovia.

En 1999 José Antonio Abella realizó dos esculturas hermanas, tituladas La puerta y el árbol I y La puerta y el árbol II, cuyas imágenes se muestran a continuación.

La puerta y el árbol I. 1999. Acero. 57 x 50 x 46 cm.

La puerta y el árbol I. 1999
Acero. 57 x 50 x 46 cm

La puerta y el árbol II. 1999. Acero. 57 x 61 x 35 cm.

La puerta y el árbol II. 1999
Acero. 57 x 61 x 35 cm

Ambas esculturas quedaron almacenadas durante años en el taller de su autor, pero por diversos azares y movimientos producidos en ese espacio de trabajo, un día de 2018 acabaron enfrentadas la una a la otra en la misma disposición en que han quedado en Mi casa en ruinas. José Antonio Abella le manifestó a su mujer su deseo de que terminasen unidas con esa colocación en una sola escultura, lamentándose de que en aquel momento ya no dispusiera de la fuerza física necesaria para llevar a cabo esa tarea. Sin embargo, gracias al empeño de Miguel Ángel Moreno, y con la ayuda de sus hijos y del herrero José Manuel Martín, José Antonio Abella pudo ver concluida esta obra apenas dos semanas antes de su fallecimiento, el 5 de julio de 2024.

Esta escultura se ha instalado el 27 de mayo de 2025 en la fase II del Campus María Zambrano de Segovia (Universidad de Valladolid), donde puede visitarse en horario lectivo. 📌

Queremos expresar nuestro agradecimiento al vicerrector Agustín García Matilla, al profesor Luis Torrego, a Jesús Velasco y al personal de la UVa que ha colaborado en el traslado e instalación de la escultura en su ubicación actual.